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HISTORIAS DE FIERROS

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HISTORIA DE UN AUTO DE CONCORDIA

 

A mediados de el año 1930 en la planta de la General Motors situada en Flint localidad cercana a la ciudad de Detroit en el estado de Michigan Estados Unidos unos operarios terminaban de fabricar  uno de los tantos automóviles de marca  Chevrolet  para el año 1931. Esta unidad se trataba de un Chevrolet 1931 independence  serie AE estándar phaeton (faìton) o sea carrocería de cuatro puertas con capota de lona.

 Lo propulsaba un motor de seis  cilindros, tres bancadas con válvulas a la cabeza y lubricación por salpique o como comúnmente se denominaba a cucharita, el funcionamiento era el siguiente: las bielas poseían  en su parte inferior una especie de cuchara que en cada vuelta de cigüeñal levantaban aceite del cárter lubricando de esta forma el cigüeñal y salpicando los cilindros, era un motor de 2.96 litros de cilindradas que entregaba 60 hp a 3000 r.p.m

La mayoría de estos vehículos  eran ensamblados para su posterior venta en su país de origen  pero algunos pocos se acomodaban perfectamente en cajones y bastidores totalmente desarmados para enviarlos al exterior. En un cargamento con destino a la Argentina se encontraba la unidad numero de motor 2.381.622 su precio fob o sea puesto en el barco en el puerto de Flint era de U$S 510 dólares. A fines de 1930 el automóvil ya se encontraba ensamblado junto con varios mas en la planta de montaje que tenia la General Motors en la Argentina anteriormente en este lugar había funcionado una vieja barraca lanera, se encontraba ubicada en el barrio de Barracas en la ciudad de Buenos Aires.

A principios de 1931 en la agencia Chevrolet de los señores concesionarios Sánchez, Cuneo y Narváiza ubicada en la esquina de Entre Ríos y A. del Valle de la ciudad de Concordia provincia de  Entre Ríos  se exhibían dos flamantes Chevrolet 1931.

Chapa indentificatoria de la agencia de Chevrolet de la ciudad de Concordia (1930)

 Uno de ellos era el ya citado y el otro, uno igual, pero de lujo que entre otros pocos detalles de diferencia contaba  con dos auxiliares colocados sobre  los guardabarros delanteros, fue adquirido por un señor de apellido Castrignano . Este coche después de un tiempo fue a parar a un desarmadero  totalmente destruido y el primero fue comprado por el señor Alberto Búffa que se domiciliaba en la esquina de Laprida y Saavedra este hombre ya fallecido , lo cuido y mantuvo en excelentes condiciones, su hijo que actualmente tiene un taller mecánico en calle Urdinarrain 525  recordando aquellos tiempos dice; “lo usaba solamente los domingos” Buffa lo hizo circular por las calles de Concordia por espacio de 42 años.

Imagen relacionada

 

 

En 1973 creyó que era tiempo de venderlo y de esta forma apareció su segundo dueño, don Germán Molo domiciliado en Guemes 566 que cuenta que entre otros viajes iba seguido a San Jaime de la Frontera donde tenia la  casa de sus padres.  

 

También en sus recuerdos, esta la época en que trabajaba en el frigorífico Yuquerí , dice “ cuando llovía iba en mi auto y a la vuelta traía siempre conmigo 9 o 10 compañeros de trabajo “.
El automóvil cayo luego en las manos de su hijo que quiso mostrar sus dotes conductivos hasta que se rompió y fue a para al garaje, este muchacho se olvido entonces del coche.
Parecía que el destino ya estaba echado y su lenta agonía iba a terminar como terminan la mayoría de los automóviles de antaño probablemente tirado en un desarmadéro .
Hasta aquí la historia es común e intrascendente, pero paso algo que cambio el destino del viejo carro.

En1982 Carlos Albornoz comenzó a comprar coches antiguos para luego restaurarlos y venderlos a un buen precio, en una oportunidad conversando con unos amigos norteamericanos, que se encontraban en nuestro país cumpliendo una misión religiosa,  le pasaron el dato que una  de las personas a las cuales ellos visitaban periódicamente , que se encontraba a dos cuadras de la casa de el , en el garaje por casualidad habían visto un automóvil como los que a el le interesaban totalmente cubierto de polvo. Sin perder tiempo Carlos se dirigió hasta el lugar mencionado y como ya estaba acostumbrado a escudriñar galpones, garajes y gallineros en busca de “fierros con nostalgia”  encontró  una endíja en la portón  de chapa y lo vio, definitivamente el viejo Chevrolet  no moriría allí y todavía le esperaba su viaje mas largo. Desde la ciudad de Concordia provincia de Entre Rios (Argentina) hasta la ciudad de Detroit Estados Unidos frontera con Canadá 28.000 kilómetros pasando a través de 13 países de nuestra américa.

Cabe destacar que el año 1985 que es cuando se realizo este viaje latinoamerica era presa de feroces dictaduras y guerrillas de todo tipo.

Este es el auto en 1985 ( izquierda) Angel Brambilla,(centro) Carlos Albornoz, (derecha ) Luiz Brambilla en el castillo San Carlos unos dias antes de emprender la aventura.

 

 

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